Transformarse en un arquitecto no es solo obtener el título en la facultad, eso no es poco, pero, aun así, definitivamente ser arquitecto es muchas otras cosas más. Es transformar una idea, un concepto, en algo tangible y real. Es conocer y estudiar normas, leyes y regulaciones sobre la construcción de espacios. Es documentar técnicamente el proyecto para otros profesionales de otras disciplinas. Es interpretar los pensamientos e ideas del cliente y es saber plasmarlas y transmitirlas. Es ajustar ese conjunto de ideas a un programa de necesidades, que funcionen, que se ajusten a un determinado coste, y si hasta este punto parece algo trabajoso, aun falta lo más importante. Todo lo anterior de una u otra manera se logra, el punto es llegar a eso sumando un valor agregado: la emoción.
El éxito está en que el cliente encuentre algo por encima de lo esperado, algo que le permita sentir una satisfacción emocional cuando se encuentre dentro de ese espacio, ya sea desarrollando su actividad profesional, o su vida privada. Es dar un refugio seguro y placentero.

Ser arquitecto es eso, es mucho más que solo ser arquitecto.